21 ago 2012

El Granada CF cae contra el Rayo Vallecano en el primer partido de liga

Youssef El-Arabi, ayer

La Liga empezó para el Granada donde la acabó. Lo que no sabían los rojiblancos es que su partido concluiría de la misma manera a aquella agonística velada final, con un gol local en la prolongación, un tanto de falta excepcional de Trashorras, compañero de Michu, ya ausente, en aquel Celta del que murió su esperanza de ascenso a Primera al cruzarse con los rojiblancos, hace ya dos veranos. Unieron sus destinos y a su tiempo han cobrado su venganza.
Aquel Rayo de la última jornada acaparaba un ramillete de jugadores atractivos en vanguardia. El propio Michu, Diego Costa o incluso Tamudo infundían respeto. Esta versión actual carece de perspectiva en ataque, pero le bastó con un detalle de genio de Trashorras en el libre directo en el borde del área tras una falta prescindible, en el minuto 94, para desmontar a un Granada que por oportunidades mereció el empate, incluso el triunfo. La inmadurez táctica del conjunto es evidente, la pretemporada se ha hecho corta y tal vez sean necesarios algunos elementos para no desubicar a jugadores notables en sus posiciones naturales, pero temblorosos cuando dan unos pasos en su demarcación. En el ataque domina la individualidad y ahí tendrá que trabajar Anquela, para que los egos no se coman las expectativas. Orellana no tuvo peso en la circulación, Floro Flores actuó con fiereza pero sin la suficiente claridad y El-Arabi destapó recursos llamativos, pero sin colmillo.
Nadie debería deprimirse por un resultado injusto, pues si el Rayo tuvo balón en el arranque, pero sin peligro, acabó volatilizado durante el segundo acto. Solo en los minutos de prolongación se observó alguna mejora. Lass provocó una falta que acabó siendo un filón. El entrenador del Granada demostró que su confianza actual en el fondo de armario es baja. Retrasó los cambios hasta la recta definitiva y vista la caída en el rendimiento colectivo, puede que siga sin tener dudas en su alineación.
Obsesionado por la inconsistencia de su centro del campo durante la pretemporada, Anquela apostó por un 4-3-3 atípico, con la pareja Lucena e Iriney algo más retrasada y Mikel Rico más avanzado, a lo Bakero en el Barcelona de Cruyff, cuya misión era presionar la salida rival e intentar aparecer en ataque desde atrás. Arriba se perfilaban los tres hombres de mayor calidad técnica. También, los de mayor tendencia a la incursión en solitario. Orellana, Floro Flores y El-Arabi se repartieron el ataque. El chileno buscó vías de suministro, sin demasiado éxito. El italiano anduvo unos segundos tarde en la mayoría de sus acciones. El marroquí desparramó algunos detalles de genio, que anuncian un jugador llamativo, imprevisible y cautivador, a poco que adquiera mayor ritmo.
Pero el peso del partido durante el primer acto fue del Rayo, más conjuntado, sin tanta diferencia entre líneas, con una idea más coral de juego, apostando por un reluciente fútbol combinativo, a falta de grandes estandartes entre los suyos. Dominaba el cuero y abundaba en las llegadas, pero en el área demostró que ha perdido todo el fuelle sin Diego Costa o Michu. El Granada tuvo que esperar a los 20 minutos para empezar a atusar al portero Rubén, aunque sus evoluciones no nacían del control, sino de gestos individuales. El-Arabi comenzó a compensar la nulidad creativa del centro del campo granadino, donde Iriney asumía unas funciones que le cuestan, siendo como es un especialista en la recuperación más que un constructor.
Orellana lanzó un libre directo buscando la escuadra que salvó Rubén con una exigente estirada. Así se comportaba este Granada de inicio, escaso de posesión pero incisivo al atacar, que no todavía mortífero. Íñigo López estrelló un balón en el larguero en un remate de cabeza y Toño, el elegido por Anquela en detrimento de Roberto bajo palos, hizo honor a su expediente con una mano salvadora ante el remate de Lass. El ejemplar Rayo soltaba alguna garra y gestionaba mejor el cuero, pero eran los rojiblancos (esta vez de negro) quienes mayor sensación de peligro generaban, aunque sin concretar en el arranque.
El-Arabi tuvo una ocasión excepcional tras el descanso, un lapso donde el Granada se expandió por el campo, más consistente y generador de oportunidades. Orellana robó un cuero que enlazó para Floro, quien generoso buscó a El-Arabi. Este quiso evitar al portero Rubén pero un central impidió su disparo crucial de zurda.
Floro volvió a prorrumpir por el costado para asistir a su colega en ataque, pero Rubén se anticipó en el corte. Se erigió un Granada ancho, con intensidad en ataque. Aparecía Orellana de manera aislada y casi se estrena Nyom en un tiro cruzado. El chileno pudo salir a hombros en un intento de gol desde el córner.
Parecía que la tendencia era que el Granada acabaría marcando, pero el tiempo transcurría sin novedad. Anquela se enfrascó en los cambios para refrescar, pero el equipo perdió el hilo. El alargue se inclinó en favor de los locales, quienes encontraron petróleo en un lanzamiento parado. Una cruel mueca para un Granada mejorable pero que no mereció un fracaso tan amargo. Pero el merecimiento no debe ocultar que hubo carencias, especialmente acusadas en el centro del campo, donde urge un elemento más que recoloque al resto. Hay tiempo y espacio de mejora. La Liga también arrancó con derrota mínima la campaña pasada y acabó con la salvación. Eso sí, sufrida. Pese a todo, cualquier aficionado en frío lo volvería a firmar.
Ficha técnica:
Rayo Vallecano SAD: Rubén; Tito, Gálvez, Amat (Labaka, m. 66), Casado; Javi Fuego, Adrián González (Trashorras, m. 59), Piti, Lass; José Carlos; y Niki Bille (Delibasic, m. 74).
Granada CF: Toño; Nyom, Íñigo López, Borja Gómez, Siqueira; Lucena, Iriney, Mikel Rico; Orellana (Torje, m. 78); El-Arabi (Machís, m. 90) y Floro Flores (Jaime, m. 85).

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