El Granada hizo honor a su patrona con una angustiosa victoria para estrenarse en la temporada, ante un Celta vigoroso e intenso en el área contraria, estrellado ante un Toño de nuevo impresionante. Se las prometían felices los rojiblancos con el arranque del partido, al ir 2-0 apenas transcurrido un cuarto de hora. Pero el empuje celeste comenzó a empotrar a los de Anquela, que durante la segunda parte vivieron en el balcón de su área. El técnico se vio obligado a terminar con siete teóricos defensas sobre el campo, más dos centrocampistas de contención y Brahimi como isla en ataque. Puro 'catenaccio' para amarrar tres puntos que alivian la situación en la tabla, pero amasados en una actuación muy mejorable.
La reafirmación del Granada en el Camp Nou, pese a perder, delataba que Anquela trataría de repetir ese mismo once titular con una indudable mentalidad competitiva. Sin embargo, la lesión de Floro Flores este sábado revocó sus planes y dio salida a El-Arabi como delantero centro, en el puesto que el marroquí anhelaba actuar de inicio. El paisaje ofensivo se aclaró para los rojiblancos con su presencia en este arranque, pues aunque anda peleado aún con la báscula su clase agilizó la circulación de balón por puro talento. Una acometida del marroquí se cerró con un gran pase filtrado para Torje, al que trabó Bellvís de manera rudimentaria. El penalti lo transformó Siqueira, quien se ha destapado definitivamente.
Las genuinas subidas del brasileño, que sedujeron a medio fútbol español, volvieron a apoderarse del carril zurdo de Los Cármenes. Su facilidad para escabullirse la aprovechó Torje para estrenarse como goleador y encarrilar el partido. En apenas un cuarto de hora, el Granada igualaba su registro anotador hasta la fecha. Pero el Celta no cedió a la depresión y se rebeló sobre las alas de Aspas, que torturó con su velocidad a Íñigo López y Borja Gómez. En un mal despeje del madrileño nació el tanto vigués, con Aspas volando por el costado, haciendo un recorte en el área ante un Borja que encima se resbaló y derrocando a Toño, al que el balón le pasó por debajo del cuerpo. Fue la única pega del cancerbero en una nueva actuación soberbia. Desde ese momento se conjuró para salvar a los suyos.
Intentaron los rojiblancos la asociación por el centro, pero Orellana cayó en la apatía y Brahimi se fue deshaciendo con el paso de los minutos. Con un Rico inestable, solo Iriney trataba de imponer su ley, aunque acabó desarbolado. Aspas y Oubiña tentaron el empate antes del descanso, aunque la mejor oportunidad la tuvo Íñigo en el área contraria, al recoger un balón botado de falta que empalmó fuera con el marco de cara. El árbitro perdonó la segunda amarilla a Augusto previo al receso.
La segunda parte desató al Celta, que hasta ese momento atacó más pero dominó poco. Desde la reanudación se apoderó del cuero, desconectando a los atacantes rojiblancos, apurando a sus centrales, que pasan calamidades cuando el equipo no aferra lo suficiente. Los visitantes iban congregando méritos para empatar, intentando acciones de todo tipo, sin efectividad, al poner Toño el candado. Tan mal lo veía Anquela que comenzó a replegar velas con descaro. Primero selló la derecha con Ortiz de extremo y luego se inventó a Angulo como interior zurdo, para fortalecer a Siqueira. Pese a la prudencia, el Celta siguió filtrándose en vanguardia, mientras que no surgían arrebatos ofensivos. El-Arabi vio mermada su energía y solo se apuntó una buena incursión con disparo cruzado, previo pase de Angulo. El marroquí, lánguido en sus acciones pero cargado de clase, se encontró con los reproches del público en su sustitución. Estamos ante un grave caso de incomprensión de la grada a un jugador de calidad pero si carácter mantecoso. A pitidos será difícil que un sector del público le cambie. Es con mimos y no con reproches como deberían de buscar su resurgir.
Diakhate compareció al final como mediocentro para configurar un armazón a la italiana. Anquela, maquiavélico, consideró que el triunfo justificaba las medidas preventivas. Al final abrazaron la ansiada victoria. Con sufrimiento y angustia. Una procesión doliente, que achicó todo. Hasta el fútbol dominante que se pretende en casa.
FICHA TÉCNICA:
Granada CF: Toño; Nyom, Íñigo López, Borja Gómez, Siqueira; Mikel Rico, Iriney, Torje (Juanma Ortiz, m. 60), Brahimi, Orellana (Brayan Angulo, m. 66); y El-Arabi (Diakhaté, m. 89).
Celta de Vigo: Javi Varas; Hugo Mallo, Túñez, Cabral, Bellvís (Roberto Lago, m. 75); Borja Oubiña, Natxo Insa (Toni, m. 59), Park, Krohn-Delhi, Augusto (Álex López, m. 59); y Iago Aspas.
Goles: 1-0, m. 11: Siqueira, de penalti; 2-0, m. 16: Torje, a centro de Siqueira; 2-1, m. 19: Iago Aspas, tras jugada personal, tras error inicial en el despeje de Borja Gómez.
Árbitro: Carlos Velasco Carballo (comité madrileño). Amonestó a los locales Torje, Íñigo López e Iriney; y a los visitantes Augusto, Túñez y Natxo Insa.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 6 de la Liga BBVA, disputado en el estadio Los Cármenes, ante unos 20.000 espectadores.
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