El jugador que ha determinado el estilo del majestuoso periodo actual para el fútbol español le ha cogido el gusto a demoler los sueños del Granada en Primera división. Xavi Hernández salió al rescate de un Barcelona que durante 86 minutos fue incapaz de derribar el impresionante frontón formado por los pupilos de Anquela. El mediocentro mágico que comanda a los azulgranas y a la Selección española ya marcó el curso pasado en la visita a Los Cármenes, donde curiosamente alcanzó su partido 100 con la 'Roja', en aquel triunfo frente a la República Checa. Ayer navegó en medio de la espesura que consumía a sus compañeros y alivió al fatigoso equipo de Vilanova, que cuenta sus partidos en Liga por victorias pero que no acaba de encontrar el dinamismo del que hacía emblema en el pasado. A ello contribuyó la honorable organización de un Granada estajanovista, noble en la disputa y abnegado en la protección de su portería, en la que alcanzó lo antológico Toño, ese portero tan criticado por un sector del entorno rojiblanco y que repartió mordazas para una temporada. La quimera de plantar una bandera en el Everest no fue algo tan rocambolesco. Orellana, con empate aún en el marcador, tuvo la oportunidad de silenciar el Camp Nou en un mano a mano que erró ante Valdés, sobrio en las intervenciones en las que fue exigido. La manera en la que Messi festejó el tanto de Xavi poco después, tal que si hubiera ganado la Copa de Europa, denota la ansiedad de un líder intratable pero que se siente endeble por su juego, pero también la tremenda capacidad del Granada para convertir la quimera el algo palpable.
No hay mejor táctica que la actitud adecuada y el tesón necesario para afrontar desafíos gigantescos. Salió el Granada con un entramado similar al de otros encuentros pero con una predisposición hacia la solidaridad defensiva poco registrada. La resaca azulgrana tras la semana en Liga de Campeones deparó un conjunto obtuso en la circulación y distante de sus elegidos más frecuentes. Vilanova desea entonar en lo físico a Villa y en lo táctico a Song, pero no esperaba una resistencia tan alta entre los pupilos de Anquela, un frontón magistral sin recurrir a la violencia, con alguna aventura esporádica en ataque. Lejos de comportarse como una línea estática, la zaga practicó permutas que ahogaron los insípidos movimientos locales, aunque pese a todo la amenaza atómica Messi dio la impresión de poder descerrajar en cualquier momento a los visitantes, pero siempre apareció un defensa para entorpecer sus disparos, especialmente fino Íñigo en esa labor de imán.
Barría Floro Flores el frente de ataque, con más ímpetu que claridad, pero el Granada no se resquebrajó en ataque gracias a la aportación sublime de Brahimi, un azote por el pasillo interior cuando dejaron de prestarle atención sus marcadores. El francés contagia su entusiasmo y libera a ciertos compañeros que toleran peor la responsabilidad. Distribuyó en el momento justo y pudo hacer de oro a Siqueira, recobrado por fin para la causa. El brasileño ha huido definitivamente del limbo y quiso erigirse como el puñal que era, tratando de repetir su actuación en el mismo coso. No logró el gol porque Valdés reaccionó a un tiro suyo que no entró por poco.
Se enrocó el Granada en la parte trasera, comodo ante el escaso ritmo local, aunque latía la impresión de que en cualquier momento cualquiera de los talentos azulgranas podría dañar a Toño. En el tramo final de la primera parte se descontrolaron un tanto los de Anquela, tramo que aprovechó el Barcelona para aplicar otra marcha, pero sin hallar la fluidez requerida.
Conservando idéntica actitud, el Granada siguió atragantándole el encuentro a los de Vilanova, que pronto envió dos rescatadores. Con Xavi rigiendo el centro del campo, el Barcelona encontró el compás. Con Pedro buscó perforar la banda izquierda por la que se había diluido un Villa aún depauperado, pero Anquela actuó con sagacidad y tapó los filos con gente de refresco. La merma de gasolina se empezó a notar y el Barça inició un intercambio de paredes constante por el balcón del área, que obligó a lo mejor a Toño. Se enclaustraban los rojiblancos, apurados por un rival incisivo que pasó a defensa de tres hombres, abrió al revolucionario Tello a un costado y soltó a Alexis por el frente, para que las abejas pulularan a su espalda, dispuestas a picar. Parecía que el Granada se limitaría al achique, a encomendarse al milagro de la supervivencia, pero no escatimó en atacar cuando apareció el pasillo, a pesar de que El-Arabi sustituyó al lesionado Floro Flores y se asomó con demasiada parsimonia. Pero en una de sus intervenciones pudo frotar la lámpara de lo imposible. Asistió a Orellana, que se internó solo con Valdés como último obstáculo. Al chileno se le cernió la noche y su disparo fue repelido por el guardameta, con pocas participaciones pero todas brillantes.
La ocasión marrada enrabietó al Barça, que asedió como un vendaval hasta que conquistó su bandera. Fue en un tiro desde la frontal de Xavi, un disparo medido y contundente, con el que el 'regista' catalán reventó el aseado trabajo del Granada. El tanto en propia puerta de Borja Gómez, ya en la prolongación, fue una mera anécdota del epílogo. Pese a la crudeza de que el caramelo desaparezca casi al final, los rojiblancos tienen que obtener una sabia conclusión. El fútbol suele contentar a los insaciables, pero guiña a los que se esfuerzan al máximo. No hubo premio para el esfuerzo, pero sí la sensación de que con una predisposición así pronto el tétrico casillero de victoria estrenará dígito.
FICHA TÉCNICA:
FC Barcelona: Valdés; Alves, Mascherano, Song, Adriano (Tello, m. 72); Busquets, Thiago (Xavi, m. 53), Cesc; Villa (Pedro, m. 53), Alexis y Messi.
Granada CF: Toño; Nyom, Íñigo López, Borja Gómez, Siqueira; Iriney, Mikel Rico, Torje (Juanma Ortiz, m. 65), Brahimi (Jaime, m. 74), Orellana; y Floro Flores (El-Arabi, m. 57).
Goles: 1-0, m. 86: Xavi Hernández; 2-0, m. 91: Borja Gómez, en propia puerta.
Árbitro: Del Cerro Grande (colegio madrileño). Amonestó a los visitantes Toño y Siqueira.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 5 de la Liga BBVA, disputado en el Camp Nou ante unos 75.000 espectadores.
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